Sorpresa en el G20: Se adopta la declaración conjunta pese a la oposición
Sorpresa en el G20: Se adopta la declaración conjunta pese a la oposición de EE.UU.
Análisis: ¿El "America First" conduce a "América Sola"? La Cumbre de Johannesburgo marca un cambio sísmico en la diplomacia global.
La Cumbre del G20 en Johannesburgo, Sudáfrica, ha concluido con un terremoto geopolítico que resonará durante años. A pesar de la oposición explícita, las amenazas públicas de boicot y la intensa presión del equipo de transición del presidente electo Donald Trump, los líderes de las 19 naciones restantes (junto con la Unión Africana) lograron adoptar una Declaración Conjunta.
Este evento marca un momento crucial en la historia diplomática moderna. Durante décadas, la naturaleza basada en el consenso del G20 significaba que Estados Unidos tenía efectivamente un poder de veto sobre los acuerdos globales. Ayer, esa regla no escrita se rompió. El mensaje desde Johannesburgo es claro e inequívoco: el mundo está preparado para avanzar con o sin la aprobación estadounidense. ¿Qué impulsó este acto de desafío sin precedentes y qué significa para el futuro del orden global?
1. La apuesta fallida: ¿Por qué se opuso EE.UU.?
La estrategia de Washington antes de la cumbre se basaba en la doctrina "America First" (Estados Unidos Primero). El equipo de transición de Trump dejó claro que no respaldaría ningún texto que reafirmara los compromisos con el Acuerdo de París sobre el cambio climático o los marcos comerciales multilaterales que consideran desventajosos para los intereses estadounidenses.
El cálculo era simple: al amenazar con no firmar, EE.UU. esperaba que la cumbre terminara sin una declaración, lo que supondría un fracaso para la nación anfitriona y el sistema multilateral. En administraciones anteriores, el miedo a una retirada estadounidense habría sido suficiente para suavizar el texto o desecharlo por completo.
Sin embargo, esta apuesta fracasó espectacularmente. En lugar de capitular, una coalición liderada por el Sur Global —anclada por la "Troika" de India, Brasil y Sudáfrica— junto con una Unión Europea pragmática, decidió desafiar el farol de Washington. Eligieron priorizar la estabilidad de las instituciones internacionales sobre el apaciguamiento de una superpotencia volátil.
2. La mecánica de la rebelión: El ascenso del 'G19'
Estamos presenciando la cristalización de una dinámica "G1 + G19". Esto no es simplemente un desacuerdo temporal; es un cambio estructural en cómo se toman las decisiones globales.
- La confianza del Sur Global: Los mercados emergentes ya no son observadores pasivos. Naciones como Brasil, Indonesia y Arabia Saudita han crecido lo suficiente económicamente como para resistir la presión de EE.UU. Están utilizando sus recursos y peso demográfico para exigir un asiento en la mesa, no solo como invitados, sino como arquitectos del nuevo orden.
- La Autonomía Estratégica de Europa: Quizás el desarrollo más sorprendente fue la postura de los aliados tradicionales de EE.UU. La Unión Europea, enfrentando sus propios desafíos de seguridad y económicos, se alineó con el Sur Global en temas clave. Esto señala que Europa está acelerando su impulso por la "Autonomía Estratégica", protegiéndose contra la imprevisibilidad de la política estadounidense.
3. Implicaciones económicas: ¿Un futuro fragmentado?
La adopción de la declaración sin el apoyo de EE.UU. acelera la fragmentación de la economía global. Mientras el G19 se comprometió a preservar un sistema de comercio basado en reglas, EE.UU. sigue dispuesto a imponer aranceles generalizados y medidas proteccionistas.
Esta divergencia crea un entorno peligroso para los negocios globales. Las empresas pronto tendrán que navegar por dos bloques económicos distintos: una esfera centrada en EE.UU. y una esfera del "Resto del Mundo" que se adhiere a las normas del G20/OMC. Para las economías dependientes de las exportaciones, esto representa un acto de equilibrio diplomático de alto riesgo.
4. Conclusión: Una nueva realidad
La Cumbre de Johannesburgo será recordada como el momento en que el mundo dejó de esperar a Estados Unidos. La adopción de la declaración es una derrota diplomática para la administración entrante de Trump, pero es una victoria para el concepto mismo del multilateralismo.
El mundo ha señalado que, si bien desea el liderazgo estadounidense, no será rehén del aislamiento estadounidense. A medida que avanzamos hacia 2025, la pregunta ya no es "¿Qué quiere Estados Unidos?", sino más bien "¿Puede Estados Unidos permitirse estar solo?".